(http://www.neomundo.com.ar/ / saludyciencias.com.ar) Un equipo internacional de científicos por primera vez ha descrito minuciosamente a Ardipithecus ramidus, una especie de homínido que vivió hace 4.4 millones de años en lo que hoy es Etiopía. Esta investigación se publica en la revista científica Science.
Se cree que el ultimo antepasado común compartido por humanos y chimpancés vivió hace seis o más millones de años. Aunque este Ardipithecus no es el último antepasado común, probablemente compartió varias de las características de este antecesor.
Como comparación, Ardipithecus es más de un millón de años más antiguo que "Lucy", el esqueleto parcial femenino de Australopithecus afarensis.
Hasta el descubrimiento de los nuevos restos de Ardipithecus, el registro de fósiles contenía escasa evidencia de otros homínidos más antiguos que Australopithecus. Y se estableció que "Ardi" era una hembra, que pesaba alrededor de 50 kilogramos y medía unos 120 centímetros de altura.
El análisis
A través de un análisis del cráneo, dientes, pelvis, manos, pies y otros huesos, los investigadores han determinado que Ardipithecus tenía una mezcla de rasgos "primitivos" compartidos con sus predecesores, los primates del Mioceno, y rasgos "derivados", que comparte exclusivamente con homínidos posteriores.
Dada su antigüedad, Ardipithecus nos acerca más al aún elusivo último ancestro común. Sin embargo, varios de sus rasgos no aparecen en los simios africanos de la época moderna.
Por consiguiente, una conclusión sorprendente es que es probable que los simios africanos hayan evolucionado ampliamente desde que compartimos ese último ancestro común, lo que convierte así a chimpancés y gorilas vivos en pobres modelos para el último antepasado común y para entender nuestra propia evolución desde ésa época.
"En Ardipithecus tenemos una forma no especializada que no ha evolucionado mucho en la dirección de Australopithecus. Por lo que cuando vas de la cabeza a los dedos del pie, lo que ves es una criatura mosaico, que no es ni chimpancé, ni es humano. Es Ardipithecus", dijo Tim White de la Universidad de California Berkeley, uno de los principales autores de la investigación.
"Estos artículos de Science contienen una enorme cantidad de datos recolectados y analizados a través de un importante esfuerzo internacional de investigación. Ellos abren una ventana a un periodo de la evolución humana de la que hemos sabido poco, cuando los homínidos primitivos estaban estableciéndose en África, poco después de separarse del último antepasado que compartieron con los simios africanos", dijo Brooks Hanson.
Nuevos conocimientos
Hasta ahora, los investigadores habían asumido generalmente que los chimpancés, gorilas y otros simios africanos modernos han conservado varios de los rasgos del último antepasado que compartieron con los humanos. En otras palabras, se pensaba que este presunto ancestro era más tipo chimpancé que tipo humano.
Por ejemplo, se habría adaptado para balancearse y colgarse de las ramas de los árboles, y quizá anduvo sobre sus nudillos mientras estaba en el suelo.
Sin embargo, Ardipithecus cuestiona esos supuestos. Estos homínidos parecen haber vivido en un entorno boscoso, en donde treparon en cuatro patas a lo largo de las ramas de los árboles como lo hicieron algunos de los primates del Mioceno y caminaron, erguidos, en dos patas, cuando en el suelo.
No parecen haber sido andadores sobre nudillos, o haber pasado mucho tiempo columpiándose y colgándose de las ramas de los árboles, especialmente como lo hacen los chimpancés. En general, los hallazgos sugieren que los homínidos y los simios africanos han seguido, cada uno, diferentes senderos evolutivos, y que ya no podemos considerar a los chimpancés como "reemplazos" de nuestro último antepasado común.
Se cree que el ultimo antepasado común compartido por humanos y chimpancés vivió hace seis o más millones de años. Aunque este Ardipithecus no es el último antepasado común, probablemente compartió varias de las características de este antecesor.
Como comparación, Ardipithecus es más de un millón de años más antiguo que "Lucy", el esqueleto parcial femenino de Australopithecus afarensis.
Hasta el descubrimiento de los nuevos restos de Ardipithecus, el registro de fósiles contenía escasa evidencia de otros homínidos más antiguos que Australopithecus. Y se estableció que "Ardi" era una hembra, que pesaba alrededor de 50 kilogramos y medía unos 120 centímetros de altura.
El análisis
A través de un análisis del cráneo, dientes, pelvis, manos, pies y otros huesos, los investigadores han determinado que Ardipithecus tenía una mezcla de rasgos "primitivos" compartidos con sus predecesores, los primates del Mioceno, y rasgos "derivados", que comparte exclusivamente con homínidos posteriores.
Dada su antigüedad, Ardipithecus nos acerca más al aún elusivo último ancestro común. Sin embargo, varios de sus rasgos no aparecen en los simios africanos de la época moderna.
Por consiguiente, una conclusión sorprendente es que es probable que los simios africanos hayan evolucionado ampliamente desde que compartimos ese último ancestro común, lo que convierte así a chimpancés y gorilas vivos en pobres modelos para el último antepasado común y para entender nuestra propia evolución desde ésa época.
"En Ardipithecus tenemos una forma no especializada que no ha evolucionado mucho en la dirección de Australopithecus. Por lo que cuando vas de la cabeza a los dedos del pie, lo que ves es una criatura mosaico, que no es ni chimpancé, ni es humano. Es Ardipithecus", dijo Tim White de la Universidad de California Berkeley, uno de los principales autores de la investigación.
"Estos artículos de Science contienen una enorme cantidad de datos recolectados y analizados a través de un importante esfuerzo internacional de investigación. Ellos abren una ventana a un periodo de la evolución humana de la que hemos sabido poco, cuando los homínidos primitivos estaban estableciéndose en África, poco después de separarse del último antepasado que compartieron con los simios africanos", dijo Brooks Hanson.
Nuevos conocimientos
Hasta ahora, los investigadores habían asumido generalmente que los chimpancés, gorilas y otros simios africanos modernos han conservado varios de los rasgos del último antepasado que compartieron con los humanos. En otras palabras, se pensaba que este presunto ancestro era más tipo chimpancé que tipo humano.
Por ejemplo, se habría adaptado para balancearse y colgarse de las ramas de los árboles, y quizá anduvo sobre sus nudillos mientras estaba en el suelo.
Sin embargo, Ardipithecus cuestiona esos supuestos. Estos homínidos parecen haber vivido en un entorno boscoso, en donde treparon en cuatro patas a lo largo de las ramas de los árboles como lo hicieron algunos de los primates del Mioceno y caminaron, erguidos, en dos patas, cuando en el suelo.
No parecen haber sido andadores sobre nudillos, o haber pasado mucho tiempo columpiándose y colgándose de las ramas de los árboles, especialmente como lo hacen los chimpancés. En general, los hallazgos sugieren que los homínidos y los simios africanos han seguido, cada uno, diferentes senderos evolutivos, y que ya no podemos considerar a los chimpancés como "reemplazos" de nuestro último antepasado común.
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